La Cajita de Música
Ayer, al final del Recital organizado por Vladimir, Alberto y Manuel en Los Tacos de Paco, me llevaron una bolsita con una rosa, desde que la vi me imaginé que era de mi Amor Imposible, Cuando leí la primera línea supe que no era su letra, sino de Anami, pero cuando seguí leyendo decía que lo que estaba dentro me lo enviaba mi amor.
Con toda la prisa del mundo y sin importarme la crítica de un par de amigos en mi mesa, abrí mi regalo. Mi sorpresa fue que era una hermosa cajita de música, tenía dos patitos, tenía una cartita pegada al vidrio de la tapa, ¡¡esa sí era la letra de él!! y no quise leerla en el momento porque yo sabía que me pondría demasiado sentimental. Pero las lágrimas fueron inevitables de la emoción y lloré.
Isabel se paró y me llevó una servilleta, un amigo como siempre dándole mala vibra a mi emoción, trató de poner en duda aquel gran amor ante mis ojos, comenzó a presionarme para que al apagar la vela no pidiera ningun deseo relacionado con el Hombre de la Voz de Arcángel, pero no le hice caso, con mis ojos cerrados, pedí mi gran deseo y con toda la fuerza de mis pulmones soplé mi velita de cumpleaños y la vela egoísta no se apagó, no quiso hacerlo. Y se quedó allí tan intacta.
Entonces mi amigo Paco sonrió tratando de consolarme y me dijo "Ingrid, pide un deseo, no un milagro", entonces bajé la cara con tristeza al ver que hasta la vela se negaba a darme una última ilusión con él. Y sí es cierto, yo estaba pidiendo un milagro, un milagro de esos que ni Dios puede conceder. Cambié mi deseo y entonces la llama murió con mi soplo.
Cuando llegué a mi casa, abrí de nuevo la caja de música, saqué la pareja de cisnes, le di cuerda, puse los cisnes sobre la base, abrí los espejos y comencé a leer la nota que él pegó en el espejo.
La melodía se confundía con el ruido que hacen mis fantasmas cada noche, la cajita tenía más poder que la soledad y a medida mis ojos pasaban por cada letra me sentí amada por él, todavía, después de lo que pasará mañana.
En la notita mi amor me contó que esa cajita tan especial fue de su mamá cuando ellos eran niños, miraban los cisnes y escuchaban la melodía. Cuando ví los cines perseguirse en un círculo eterno, el uno tras el otro sin alcanzarse nunca, me sentí como que yo era uno de esos patitos y que nunca lograría alcanzar a mi patito enamorado, ni yo a él ni él a mí. En ese momento se me vino a la mente una imagen extraña, me ví anciana y rodeada por mis nietos, con esa cajita de música en medio de nosotros viendo cómo los patitos se persiguen y nunca se alcanzan.
La nota también decía que esa cajita era para mí, para acompañar mis noches de silencio, cuando los años pasen un bello recuerdo llegará a mi mente y lloraré su ausencia, lloraré su partida, lloraré su abandono. Allí estaba nuestro símbolo sellando el papel, lo que ya no hubo en ningún lado de la nota es un "Te amo", ya no...
Yo quería llamarle a su celular, quería escucharlo y tuve que aguantarme. En ese momento me di cuenta que perdí mi última oportunidad de hablarle y repetirle cuánto lo amo, cuanto lo extraño, cuanto me duele alejarme para que ellos sean felices, cuánto me duele perder al único hombre que he amado y que me ha amado de esa forma.
Y cuando llegue el día en que podamos hablar de nuevo después de mucho tiempo, ya no podré decirle que lo amo con la intensidad que ahora lo siento, porque él y yo ya no seremos los mismos, y cuando volvamos a hablar ninguno hablará ya de amor, ninguno sentirá lo que hoy sentimos, nunca más nos volveremos a amar. Lo perdí, me perdió, nunca más volveremos a esta época, ni tampoco esta época durará para siempre, el tiempo cura todo y a veces en lugar de curarte te hiere el espíritu.
Isabel se paró y me llevó una servilleta, un amigo como siempre dándole mala vibra a mi emoción, trató de poner en duda aquel gran amor ante mis ojos, comenzó a presionarme para que al apagar la vela no pidiera ningun deseo relacionado con el Hombre de la Voz de Arcángel, pero no le hice caso, con mis ojos cerrados, pedí mi gran deseo y con toda la fuerza de mis pulmones soplé mi velita de cumpleaños y la vela egoísta no se apagó, no quiso hacerlo. Y se quedó allí tan intacta.
Entonces mi amigo Paco sonrió tratando de consolarme y me dijo "Ingrid, pide un deseo, no un milagro", entonces bajé la cara con tristeza al ver que hasta la vela se negaba a darme una última ilusión con él. Y sí es cierto, yo estaba pidiendo un milagro, un milagro de esos que ni Dios puede conceder. Cambié mi deseo y entonces la llama murió con mi soplo.
Cuando llegué a mi casa, abrí de nuevo la caja de música, saqué la pareja de cisnes, le di cuerda, puse los cisnes sobre la base, abrí los espejos y comencé a leer la nota que él pegó en el espejo.
La melodía se confundía con el ruido que hacen mis fantasmas cada noche, la cajita tenía más poder que la soledad y a medida mis ojos pasaban por cada letra me sentí amada por él, todavía, después de lo que pasará mañana.
En la notita mi amor me contó que esa cajita tan especial fue de su mamá cuando ellos eran niños, miraban los cisnes y escuchaban la melodía. Cuando ví los cines perseguirse en un círculo eterno, el uno tras el otro sin alcanzarse nunca, me sentí como que yo era uno de esos patitos y que nunca lograría alcanzar a mi patito enamorado, ni yo a él ni él a mí. En ese momento se me vino a la mente una imagen extraña, me ví anciana y rodeada por mis nietos, con esa cajita de música en medio de nosotros viendo cómo los patitos se persiguen y nunca se alcanzan.
La nota también decía que esa cajita era para mí, para acompañar mis noches de silencio, cuando los años pasen un bello recuerdo llegará a mi mente y lloraré su ausencia, lloraré su partida, lloraré su abandono. Allí estaba nuestro símbolo sellando el papel, lo que ya no hubo en ningún lado de la nota es un "Te amo", ya no...
Yo quería llamarle a su celular, quería escucharlo y tuve que aguantarme. En ese momento me di cuenta que perdí mi última oportunidad de hablarle y repetirle cuánto lo amo, cuanto lo extraño, cuanto me duele alejarme para que ellos sean felices, cuánto me duele perder al único hombre que he amado y que me ha amado de esa forma.
Y cuando llegue el día en que podamos hablar de nuevo después de mucho tiempo, ya no podré decirle que lo amo con la intensidad que ahora lo siento, porque él y yo ya no seremos los mismos, y cuando volvamos a hablar ninguno hablará ya de amor, ninguno sentirá lo que hoy sentimos, nunca más nos volveremos a amar. Lo perdí, me perdió, nunca más volveremos a esta época, ni tampoco esta época durará para siempre, el tiempo cura todo y a veces en lugar de curarte te hiere el espíritu.
Comentarios
no volveran a ser los mismos.
por eso es mejor congelar los recuerdos y el momento en que estaban mejor.
Maldito abril.
Mata al verano y trae el frio invierno.