Hace 29 años murió mi Bisabuelo "Pochón"
Un 14 de abril de 1982 mi bisabuelito papá Pochón fue llamado. Él era el papá de mi abuelo Benedicto. Se llamaba Visitación Magaña, pero, le decíamos Pochón.
Yo acababa de cumplir 5 años. Recuerdo claramente cuando yo iba hasta su casa a visitarlo mucho antes de que él enfermara de muerte. El vivía en otro cantón y mi hermana, mi abuelo y yo nos íbamos en tren desde Los Lagartos para La Puerta. Era un viaje muy alegre, íbamos los domingos y durante el camino, mi abuelo Bene nos compraba sorbetes y llevabamos frutas para papá Pochón. Junto al Bisabuelo vivía mi tío Beto. Ambos se hacían compañía.
El bisabuelo tenía unas enormes rocas volcánicas en la fachada de la casa, eran restos de las erupciones del Izalco. Papá Pochón tenía una pozo con agua fresca, una olla de barro con agua de ese pozo, unos árboles de mandarina y una enorme sonrisa cuando llegabamos a verlo.
Recuerdo cuando él se puso muy mal de salud y mi abuelo decidió ir a traerlo de su casa para la nuestra. Fueron muchos hombres acompañando a mi abuelo porque a esa hora no había transporte de ese cantón para el nuestro y lo llevarían en hamaca. Prepararon una hamaca de lona con franjas de colores y se fueron a pie a traerlo. Lloré porque no me quisieron llevar. Yo era una niña y no podía ayudar en nada.
Lastimosamente, 4 días desúés de mi cumpleaños número cinco, mi bisabuelo se fue de este mundo.
Recuerdo con tristeza su ataúd color crema y aquellas 4 veladoras de cera amarilla custodiando sus ojitos cerrados.
Me dolió tanto verlo allí, inmovil, sin poderle decir - Papaito no te vayas- .
A veces, cuando quiero sentir cerca a papá Pochón, cierro los ojos, imagino que lo abrazo y eso me remonta en el tiempo hasta ese momento que tengo en la mente cuando lo abracé por última vez.
Un día escribí un poema para el cantón donde crecí y la última estrofa está dedicada a él y a todos mis muertos.
Lo enterramos en el viejo cementerio, junto a la tumba de su madre, mamá Toña, mi tatarabuela.
Papito Pochón, nunca te he olvidado mi viejo, por más que los años pasen, siempre estarás aquí.
Dejo la estrofa para ti, viejo de mi corazón.
(fragmento de Nostalgias de Caña y Café)
Quisiera retroceder más de veinte años
y correr a abrazar a mis ancestros,
abrazar a los que ya no respiran.
Pero no me queda más que visitarlos en el viejo cementerio,
y poder limpiar las tumbas con mi cabello,
quitar la hojarasca con la que el tiempo
ocultó sus nombres
y llorar.
=(
Yo acababa de cumplir 5 años. Recuerdo claramente cuando yo iba hasta su casa a visitarlo mucho antes de que él enfermara de muerte. El vivía en otro cantón y mi hermana, mi abuelo y yo nos íbamos en tren desde Los Lagartos para La Puerta. Era un viaje muy alegre, íbamos los domingos y durante el camino, mi abuelo Bene nos compraba sorbetes y llevabamos frutas para papá Pochón. Junto al Bisabuelo vivía mi tío Beto. Ambos se hacían compañía.
El bisabuelo tenía unas enormes rocas volcánicas en la fachada de la casa, eran restos de las erupciones del Izalco. Papá Pochón tenía una pozo con agua fresca, una olla de barro con agua de ese pozo, unos árboles de mandarina y una enorme sonrisa cuando llegabamos a verlo.
Recuerdo cuando él se puso muy mal de salud y mi abuelo decidió ir a traerlo de su casa para la nuestra. Fueron muchos hombres acompañando a mi abuelo porque a esa hora no había transporte de ese cantón para el nuestro y lo llevarían en hamaca. Prepararon una hamaca de lona con franjas de colores y se fueron a pie a traerlo. Lloré porque no me quisieron llevar. Yo era una niña y no podía ayudar en nada.
Lastimosamente, 4 días desúés de mi cumpleaños número cinco, mi bisabuelo se fue de este mundo.
Recuerdo con tristeza su ataúd color crema y aquellas 4 veladoras de cera amarilla custodiando sus ojitos cerrados.
Me dolió tanto verlo allí, inmovil, sin poderle decir - Papaito no te vayas- .
A veces, cuando quiero sentir cerca a papá Pochón, cierro los ojos, imagino que lo abrazo y eso me remonta en el tiempo hasta ese momento que tengo en la mente cuando lo abracé por última vez.
Un día escribí un poema para el cantón donde crecí y la última estrofa está dedicada a él y a todos mis muertos.
Lo enterramos en el viejo cementerio, junto a la tumba de su madre, mamá Toña, mi tatarabuela.
Papito Pochón, nunca te he olvidado mi viejo, por más que los años pasen, siempre estarás aquí.
Dejo la estrofa para ti, viejo de mi corazón.
(fragmento de Nostalgias de Caña y Café)
Quisiera retroceder más de veinte años
y correr a abrazar a mis ancestros,
abrazar a los que ya no respiran.
Pero no me queda más que visitarlos en el viejo cementerio,
y poder limpiar las tumbas con mi cabello,
quitar la hojarasca con la que el tiempo
ocultó sus nombres
y llorar.
=(
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