Paracaidismo: Mi salto 100

¡¡¡¡Este es mi post número 100!!!! Así que por esa razón hablaré de mi salto 100 de paracaidismo. Mi salto cien fue el año pasado, el 28 de febrero, en el marco de la entrega oficial de la misión de los Contingentes del Batallón Cuscatlán destacados en Irak. Claro, mi salto no fue en Irak sino que en Ilopango, jajaja.

Ese día, el avión iba abarrotado de tigres voladores. Alrededor de 30 caballeros y una señorita, esa señorita era yo.
Todo mundo iba haciendo bromas, durante el despegue y el ascenso, porque el instructor Ben Liston había comentado, un par de meses atrás, que cuando un paracaidista hacía su salto 100, en los Estados Unidos, lo hacía desnudo. Y aquí sería yo la primera mujer en saltar por centésima vez, así que como mínimo, algunos de mis camaradas esperaban que yo saltara desnuda o en traje de baño de tela camuflada con un par de alas estampadas en las nalgas, jajaja. Pero no fue así, jaja. Llevé mi “gabacha de la suerte” y mis “botas de la suerte”, además de mi camiseta de la suerte que atrás dice “Caída Libre Militar”. Esta camiseta me la regalaron como recuerdo del curso de libre del Comando de Fuerzas Especiales en el año 2006.

Yo estaba feliz y nerviosa. Pensaba que ojalá no la fuera a cagar en mi salto 100, jaja, y me dije: “Ingrid, no la vayas a cagar”, “yo estoy segura siempre”. Segura de que voy a tomar la mejor decisión en el momento correcto, no “segura cagada", jaja. Como siempre, los medios de comunicación no llegaron a cubrir el evento. Claro, como yo no soy atleta de una Federación Olímpica les valió verga la invitación, pero llegó gente de una revista virtual de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) a cubrir el evento de mi salto cien e hicieron una crónica muy bonita, aquí les dejo el link http://www.comunica.edu.sv/index.php?option=com_content&view=article&id=165:la-ingeniera-que-manda-en-el-aire.

Me hicieron múltiples regalos y por adelantado al esperado día. Lo gracioso es que de los regalos doce (si, 12) eran libros cristianos, ¡¡¡¡puuuuta!!! Yo con miedo de comenzar a quemarme súbitamente sólo por el simple hecho de tenerlos en mis manos, jaja.

Cuando pasaron los meses, se celebró el Día de los Paracaidistas Salvadoreños, entonces el Cnl. Luis Mariano Turcios me impuso las “alitas” conmemorativas por mi salto 100. El ritual consiste en llenar un gran pichel de agua ardiente, cerveza, chile, salsa, pimienta y todo lo que puedan ponerle con las alitas de metal al fondo del recipiente. En ese momento, da inicio el brindis del paracaidista que literalmente reza:

Brindo,
por el momento en que me siento con temor,
casi con miedo,
brindo por el momento en que mi vida queda suspendida de la seda
brindo por la salida,
la apertura
y la caída exitosa de mi vida.
Paracaidista!!!

Después de repetir el Brindis, se grita con fuerza la palabra Paracaidista , luego mi Sargento Mario Terezón me dio la orden característica de los parachutes: “Salte”, y procedí a tomarme semejante pichel de guaro al ritmo de los gritos de mis amigos y compañeros “adentro, adentro”, “con todo”, “dale”, “hasta ver a Dios”, etc.
De repente, sentí que el mundo dio como mil vueltas en un segundo y las alitas salieron del fondo del pichel con el último sorbo de guaro y quedaron en mi boca. Las saqué y se las di a mi Cnel. Turcios. Luego el coronel procedió a la imposición propiamente dicha: puso los pines de la insignia sobre mi pecho, al lado del corazón, como símbolo del honor de ser paracaidista y todos gritaban “con Sangre, con sangre”, y yo grité “con sangre”, y mi coronel me dio una gran pechada hasta que las agujas del pin entraron en mi carne y una gota de sangre emergió con orgullo. Fue tan fuerte la pechada que la plaquita que decía “100” se desprendió de mis alitas y salió volando. Después dije las palabras alusivas. Agradecí a mis amigos y a todos los presentes y luego dije: “Estas alas, las dedico a mi hermana, Miriam Imelda, a quien quiero mucho”, entonces ella comenzó a llorar como una niña, jejeje, se emocionó. Nunca pensó que yo le dedicaría mis alitas y también le dio tristeza al ver la pechada del rito paracaidista. Mi hermana estaba conmovida y todos mis amigos también al verla a ella con sus ojitos mojados, abrazando a sus mascotas, un par de pollitos pintados de verde y rosa.

Esta es mi crónica del salto 100. Me da alegría porque hice lo que siempre había querido: ¡Ser de la Casta de los Tigres que Vuelan!


Dejo fotos de ese día.


Esperando a los pilotos.

Sólo tigres.

Mario Terezón y yo, bien chivo el efecto de esta foto, me gusta!

Los tigres de nuevo.
vistos desde el orificio de la escalera del C47T

Mario y yo de nuevo, hasta radio llevaba para su salto.

Yo! note los Black huwk que están atrás.


Yo en mi salto 100!!!!

Yo maniobrando.


Yo aterrizando por centésima vez!!!!

Yo quitándome el altímetro.

Yo tratando de desenredar el desmadre que hice con las cuerdas.

Yo quitándome la correa de pecho, uuuuuuuy.


Mis amigos y yo.


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
100 saltos, dichoso a quien sea dedicado el numero 200....o el numero 1000

FTK
Ingrid ha dicho que…
Ah, Papito mi Rey, no se si llegaré viva al sato 200. Si llego a los 200, ese salto será tuyo.

TK
chelonO ha dicho que…
"intrépidos
nacidos en el cielo
caballeros en la paz
demonios en la guerra
soldados sin dolor
sin fatiga y sin derrota
hermanos de la muerte
amigos de la gloria
que en selvas, montañas y mares
DIOS te guie en cada salto
porque cada salto
es una ofrenda de vida y amor"

lastimosamente tendre que dejar en espera el sueño de aprobar el curso de paracaidismo (el cual lo e querido tomar desde pequeño)sera asta el proximo, espero algun dia poder celebrar mi salto numero 100 como usted , muchas felizidades por el salto y mucho exito en los venideros
Anónimo ha dicho que…
por que el ser paracaidista es un gran honor que cuesta y solo se ghace dejando alm,a corazon y ida puestas en una cupula un saludo fraterno a todos mis camaradas paracaidistas viva el salvador! vivan los paracaidistas !!

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